sábado, 30 de junio de 2007

Triste realidad argentina

Jueves 24 de mayo, son las 10:45 a.m. hora en la que me bajo del colectivo y me dirijo hacia el Ministerio de Educación. No tenía ni idea de donde estaba; así que comencé a caminar. A lo lejos veo una plaza, y más allá distingo una carpa blanca y gente a su alrededor. Así es, estaba llegando al lugar. ¿Pero qué lugar? ¿Ustedes me entienden de lo que estoy hablando? Lo primero que leo al llegar a destino es: salario= canasta familiar; jubilación 85% móvil; salario a los ad-honorem; AGD-UBA; en CONADU histórica. Sí, estaba frente al Ministerio de Educación, pero aquel espacio, aquella carpa blanca que distinguía a lo lejos no formaba parte del Palacio Sarmiento, el Plenario de Secretarios Generales de la Federación. Todo lo contrario, la convocatoria era un plan de lucha.
Llegada las 11:00 a.m., todos los presentes nos reunimos en una de las carpas junto a la jefa de cátedra Ana Reale, quien nos explica el motivo de aquella lucha que nombré anteriormente; nos da el marco de la situación por la que esta pasando la educación pública. Muy atenta, comienzo a tomar apunte y de repente escribo: “la ley de educación básica ha sido nefasta para la educación pública, ya que empobrece nuestro conocimiento. El argumento principal de estas 72 horas de paro es la derogación de la Ley de Educación Superior”.
Cae la tarde, llegó a mi casa y busco información sobre aquella Ley que acabo de nombrar y leo: “Sancionada el 20 de julio de 1995. Promulgada el 7 de agosto de 1995. Publicada el 10 de agosto de 1995”. Hasta aquí nada llamaba mi atención, pero siguiendo con la lectura observo: “Presidente de la Nación Doctor Carlos Saúl Menem”. En este preciso instante concluía mi día y todo cerraba correctamente.
La consigna de trabajo que nos planteó Ana Reale consistía en hacer un trabajo de campo. Manos a la obra.
Reunida junto a mis compañeras mirábamos a nuestro alrededor en busca de alguna persona que se ofreciera a contarnos su motivo del porqué esta allí en la carpa.”Error”, nosotras teníamos que ir en busca de algún testimonio.
Edgardo y Gladis fueron nuestros primeros encuestados. Su motivo de lucha era reclamar el esclarecimiento y el castigo a todos los responsables del asesinato del compañero Carlos Fuentealba y en apoyo a la lucha de los docentes de Santa Cruz.
Edgardo, es docente universitario, su consejo a nosotros, estudiantes, es sensibilizarse por estas cuestiones. Se trata de una “universidad de los trabajadores” en la que el camino que hay que seguir es la movilización en la calle.
Mientras tomaba nota de aquellas palabras, pasaban por mi cabeza muchas cosas y todas hacían alusión a reclamos que la sociedad protagoniza en la calle; es la única manera como ciudadanos de hacernos escuchar. “El movimiento estudiantil tiene que ganar la calle junto a los trabajadores”.
Continuando con su relato, Edgardo nos dice que para él hay que asumirse como militantes en el periodismo. Es la praxis militante la que implica una actitud de uno mismo hacia los demás. La actitud militante se cultiva.
Muy gentil de su parte, Edgardo y su mujer nos habían dado un relato muy agradable. Habían inculcado en mi cabeza el concepto de “actitud militante”, la cual me propongo a buscar en estos años de la carrera.
Hacía un día muy lindo aquella mañana. Con mi diario y lapicera en mano me intereso por buscar qué agrupaciones estaban allí presentes y qué es lo que sucedía dentro de las carpas.
En la primera de ellas (no es que hayan tenido número, sino que es la primera que encabezaba aquel semicírculo) se encontraba la gente de la UNICEN (Universidad del centro de la provincia de Buenos Aires), la cual se trata de una asociación gremial de docentes. Dentro de esta carpa, estaban dando una clase pública. Asombrada, leo “la lucha docente recorre el país”. Interesada por este tema, comienzo a leer una nota que estaba pegada por fuera de dicha carpa. En Tandil, desplegaron una enorme bandera la cual decía: “presupuestos a universidades nacionales” y elevaron una nota al presidente de la Nación Néstor Kirchner. Concluí, el reclamo docente se hace escuchar en todo el país.
Llegado el mediodía, con mi compañera nos arrimamos a dos hombres que estaban sentados en la plaza que se haya enfrente del sitio donde se encontraban las carpas. Justamente, y en relación con lo que acabo de redactar unos renglones más arriba, éstos hombres pertenecían a la Universidad Nacional de Cuyo la cual sostenía la carpa aquel jueves 24 de mayo. Nos explicaron muy amablemente que su motivo de lucha es pedir que todos los sueldos sean en blanco; la ciudadanía secundaria; y la movilidad en la jubilación para todos los integrantes de la universidad. Agregan, además, que la Universidad Nacional de Cuyo es la única que paga los sueldos en días de paro. Deduje, que por este motivo se hallaban en la carpa sin ningún tipo de inconveniente.
Continuando mí recorrido junto a mi diario, distingo que hay más agrupaciones que estaban allí reunidas: CEI (Centro de Estudiantes de Ingeniería). Desplegaban una bandera de color negro que decía: “fuera la CONEAU de ingeniería a CEI”. “Rosito privatizador”.
El CBC de Puan, se hallaba reunido para la mejora del edificio de la Facultad de Filosofía y Letras.
La sede Tucumán: semiología, más presupuesto
ADUNS: asociación de docentes de la Universidad Nacional del Sur (Bahía Blanca)
El CBC se organiza: apuntes sin sobreprecio, menos discurso y más presupuesto; no al filtro del CBC.
Sí, puede que cada una de estas agrupaciones haya estado allí en reclamo por una lucha particular, pero no olvidemos que “la unión hace la fuerza” y el camino es la movilización en la calle. Aquella mañana todo lo ocurrido comenzaba a cerrar perfectamente. Excepto por una cuestión, nos comenzábamos a preguntar que es lo q sucediera si nos alejábamos de aquel sitio. ¿Sabrá la gente que hay una carpa blanca frente al Ministerio de Ecuación en reclamo de mejoras salariales para la educación pública? La triste respuesta fue: “todos los días hay un reclamo distinto, yo me asomo por el balcón de mi casa y me pregunto: ¿Y hoy a quién le toca?” Vecina del Palacio Sarmiento.
Cierro mi diario, guardo la lapicera. Concluye mi día en aquella carpa blanca. Me dirijo hacia la parada de colectivo para volver a mi casa. Triste realidad argentina, pienso, y finalmente con el último testimonio de aquella amable mujer corrijo mi “excepto” que escribí anteriormente. Todo cierra perfectamente.

1 comentario:

Diego dijo...

Hola...
Me gustó mucho el texto! Impecable! Gracias por compartirlo!
Saludos y hasta mañana,
Diego.-