miércoles, 27 de junio de 2007

un poco de lo que vivimos día día en la facu, sobre todo para aquellos que cursaron de noche


la facultad


Mi facultad, donde parecemos ganado corriendo hacia las cartelera.
Mi facultad, cuyas aulas asignadas treinta minutos de descifrar parados a diez metros de las ilegibles pancartas.
Cuyas materias jamás nos serán concedidas a tiempo por el gran emperador sui guaraní.
Mi gran emperador, que casualmente, caduca en los momentos de máxima tensión.
Mi facultad como una gran metrópolis de vasta población pero de escasos territorios.
Mi facultad, donde se suceden como en continuo flujo de imágenes, grandes victorias y tristes fracasos.
Mi facultad que te traslada de la cima de la gloria a la total y absoluta derrota en un instante.
Mi facultad punto de encuentro para que convivan casi en la misma proporción amor y odio.
Mi facultad como una gran bocanada de aire viciado.
Es que tantas cosas se podrían subestimar de este, nuestro templo, que no se terminaría en días; si embargo, no dejamos de concurrir religiosamente a él para ser participes de su rito porque sencillamente nos sentimos parte de él.
Simplemente porque es MI FACULTAD.

3 comentarios:

Fausta dijo...

Nos sentimos parte de este templo porque lo necesitamos para cumplir un objetivo, no porque compartamos sus malos ritos y costumbres.
¿O es que todos nos sublevamos contra ellos en unión para cambiarlos? Si es asi, no parece.
Solo se escuchan pedidos y plegarias, ningun agradecimiento.
Ni siquiera un rezo rogando progreso.
Nada cae del cielo.

vladimir dijo...

Alta Casa de Estudios... será de dios!

Diego dijo...

Ritos? No, creo que malacostumbramiento. Es muy optimista tu forma de verla. La realidad, no creo que los problemas burocráticos o edilicios hagan a la excelencia educativa.