lunes, 4 de junio de 2007

La violencia

La violencia es una cuestión muy presente en todos los rincones de nuestra sociedad, desde las clases privilegiadas hasta las no tan privilegiadas y se manifiesta de manera verbal y física. Pero, ¿Qué es lo que instiga esta situación?
Los seres humanos nos destacamos por inducirla hacia el otro más cercano es decir, un ser humano, lo cual nos diferencia de la raza animal que solo la ejerce hacia otra raza y para propiciar su supervivencia. Esta dama vestida de rojo puede tener su origen en: el rechazo hacia el otro por diversos factores que pueden moverse desde: aspectos físicos, culturales, raciales, mala predisposición hacia otra persona hasta unas simples miradas que pueden ser sobradoras o desafiantes. Esto puede ser causa de violencia en sus dos aspectos los cuales no difieren en mucho.
Esta situación puede detectarse en miles de discotecas bailables y no discrimina la región ya que se haya tanto en el Gran Buenos Aires como en la Capital Federal. En éstas, los jóvenes tratan de imponer su poder por la fuerza y a veces solo basta con una mirada, un empujón o una palabra para que salga a la superficie y el problema se exprese a través de: las “piñas” o “un mano a mano” muchas veces fatal y mortal. Mientras tanto, los defensores “patovicas”, cuyo aspecto se asemeja a “superman”, velan por el bienestar y la tranquilidad del lugar, y hacen todo lo posible para que su objetivo se cumpla sin importarles las mínimas consecuencias, como ser la muerte provocada por ellos, pero siempre apelan a que la persona estuvo provocando en todo momento disturbios, ese es su ridículo y vergonzoso argumento. Si movemos nuestra memoria un poco hacia atrás recordaremos que de estos hechos hubo bastantes y, ¿qué se hizo al respecto? Nada.
Paralelamente, se halla el flamante policía uniformado, con los palos, el gas lacrimógeno y las armas cargadas tanto con proyectiles de goma como con balas de plomo. Siempre custodiando el baile por si se produce un hecho particular. Siempre se encuentran al acecho para hacer uso de su capacidad adquirida y de su poder (brindado por un arma), indiscriminadamente. Dicha capacidad circula desde golpizas a los jóvenes, rociamiento con gas lacrimógeno y disparo con “balas de goma”. Tratan a este otro como el peor enemigo y como un ser al que hay que aniquilar, debido a que perturban la supuesta tranquilidad.
Estas características se cumplen también para los partidos de fútbol que son motivo para que haya muertes e incidentes.
¿A donde ha llegado el país? Es una vergüenza que la violencia esa dama vestida de rojo y que le da lugar a la parca, este presente en todo el planeta: desde las guerras, la delincuencia, los conflictos entre países, la discriminación, etc. Esta respuesta se halla fácilmente en cada familia, barrio, ciudad, provincia, país, continente, etc. ya que no hay sector en el cual no muestre su sello de identidad indiscutible. Esta situación es muy lamentable ya que si cada persona pusiera su granito de arena la cuestión se revertiría y llegaríamos al paraíso terrenal ansiado. Lo que sucede es que la raza humana esta tan inmersa en los malos valores y enceguecida por el bienestar individual a costa del otro, que no se percata de esta situación y si sucede lo contrario, no le interesa. Si seguimos así, llegaremos a la destrucción total. El mundo seria “una guerra de todos contra todos”, en donde la supervivencia estaría garantizada por el poder personal a costa del otro.

2 comentarios:

eliana dijo...

Hola Juli....lisa y llanamente, tu articulo sobre la violenca no tiene precedentes, sin palabras, realmente pones en la "picota", como se diria academicamente, la verdad al desnudo...excelente!!

vladimir dijo...

La violencia, en sí misma, no es problema. El verdadero problema radica en cómo y desde dónde es utilizada. Sub-vertir es violento. Pensar la sub-versión es violento. Ese "paraíso terrenal" no aflora sino a fuerza de (em)puje. Se trata de agujerear el cuerpo, y que desangre, solapado, imperceptible. La única manera de complotar es desde dentro, hacia fuera, otra vez imperceptible. Lo que debe ser violentado, finalmente, es el pensamiento. Transgredir lo que se construye como dado y reventar las fronteras. Dejar de ser.